El Heraldo de Chiapas
13 de abril de 2010
Annette Molina Hipólito
Estudió con el Dalai Lama, trabajó como voluntaria en la organización de la Madre Teresa en Calcuta, India; es maratonista con un recorrido de 42 kilómetros en Chicago, Torreón, Nueva York y la Ciudad de México y con sólo 27 años terminó su primer documental titulado "Viviendo con la Meditación". Aun así, conserva los pies bien puestos sobre la tierra y vive su vida con la certeza de que juntos podemos hacer un mundo mejor.
Louisa nace en el DF pero es en Cuernavaca Morelos donde establece su hogar junto a su familia. Su vida ha estado marcada por su camino espiritual. Desde niña practica la meditación, aunque fue a los 15 años que la integró conscientemente como parte integral de su vida.
De pequeña ella y sus tres hermanas fueron víctimas de secuestro, pero a pesar de que fue un acontecimiento fuerte en la familia, también los unió más y les recordó lo que realmente era importante. Es un ejemplo de vida ser testigo de alguien que no se dejó vencer por una situación de esta magnitud, sino al contrario, es un testimonio que en esta vida con amor y perdón te puedes levantar y seguir adelante con tu propia vida.
En exclusiva para El Heraldo de Chiapas, Louisa Merino nos habla de su primer documental para que la gente entienda cómo la meditación puede sanar hasta el alma más dura y triste si se pone empeño y todo el corazón.
¿Qué es lo que más disfrutas de la meditación?
Mi espiritualidad y la meditación son mi prioridad en esta vida; es un camino y un proceso de vida. Y no termina ni en esta vida ni en la próxima; es una evolución infinita. Lo que más disfruto es ver, sentir y vivir cómo voy cambiando. Y más que la meta hacia dónde estoy dirigida, lo que disfruto es la persona en la que me estoy convirtiendo en el camino. Sé que hoy no sería quién soy si no tuviera la meditación en mi vida.
¿Qué emociones se encontraron cuando viste terminado tu documental?
Fue una satisfacción muy grande. Disfruté mucho la creación del documental desde su inicio hasta el último día. Creo que la clave para mí fue entregarme, así que cuando fue la presentación me sentí muy satisfecha. Claro que siempre hay cosas qué mejorar, y esta no fue la excepción. Ahora que lo veo me fijo en detalles que me gustaría cambiar, pero creo que eso pasará siempre. Sé que le llegó al corazón a mucha gente y por eso me hace sentir una gran satisfacción.
Estuviste con el Dalai Lama, ¿qué impacto tuvo en tu vida?
Su presencia es impresionante. Más que de las enseñanzas que él dio, lo que me llevé conmigo es la manera en la que vive lo que enseña; vive la compasión y el amor a un nivel muy profundo. Irradia estas cualidades y estar cerca de él es una bendición. Me siento profundamente agradecida por haber recibido su luz. Más que las palabras que escuché de él, fue su ser lo que me impactó profundamente.
Has estado en muchos países, ¿cuál ha sido el que más ha marcado tu vida?
No podría decirte uno solo. Europa, y específicamente Londres, representaron el comienzo de mi independencia. Esa fue una época muy importante. Tenía 18 años y para mí fue un regalo experimentar una vida nueva y a abrirme a mucho más de lo que conocía. India, por su parte, me abrió todavía más los ojos a una vida completamente diferente. La importancia de mi estancia en Asia fue el reencuentro con una parte de mí misma. No sé si me encontré, me descubrí o formé una parte nueva en mí -tal vez todo lo anterior. Pero sin duda alguna, algo cambió en mí, al volver a México yo era diferente. Fue un parteaguas en mi vida muy fuerte pero también muy positivo. También en Oriente, los Himalayas en Nepal me enamoraron y me marcaron de una manera importante. Ahí dejé una parte de mi corazón.
Vivir un secuestro ha de ser algo muy traumático, ¿cómo lo superaste?
Hoy puedo platicarlo sin problemas porque he hecho mucho trabajo interno. Pasó tiempo para que yo pudiera sentirme segura caminando por las calles. Afortunadamente trabajé conscientemente para soltar esos miedos y el enojo e impotencia que ese evento me trajo. Hoy, el secuestro no pinta en mi vida, no es algo en lo que piense seguido. ¡Imagínate!, si me hubiera quedado con miedo habría dejado de hacer muchas cosas en mi vida. Una de las cosas más importantes para mí hoy es aventurarme en lo que hago, lanzarme a cosas nuevas; crear proyectos nuevos e ir a lugares desconocidos para mí. Y gracias a que sentí y liberé ese miedo, enojo, frustración e impotencia, hoy soy quien soy y hago lo que hago.
¿Cómo te visualizas en 10 años?
Participando activamente, junto con muchos más, en crear un mejor planeta. Y creo que la manera de hacerlo ira expandiéndose y transformándose, pero siempre con ese ideal de un mundo mejor. Entre otros proyectos, seguiré en el movimiento en el que estoy ahora, trabajando para bajar los niveles de hambre en el mundo. Para esas fechas, sé que habremos logrado ya mucho y seguiremos al pie del cañón. También, estaré involucrada en el cine independiente, aprendiendo más y creando más. Y me imagino que estaré viviendo con mi pareja en un lugar rodeado de mucho amor y mucha naturaleza.
¿Qué mensajes le darías a los chavos de Chiapas para buscar nuevos horizontes?
Hay una idea maravillosa que me gustaría compartirles. Es una frase de uno de los pensadores contemporáneos con más influencia, Jim Rohn: "No desees que sea más fácil; desea ser mejor. No desees tener menos problemas; desea más habilidades. No desees menos retos; desea más sabiduría". Así que yo hago una invitación a que crezcan como personas para que a la par, su vida y sus horizontes se expandan. E invito a que busquen ayuda si no saben por dónde. Pedir ayuda es un símbolo de fortaleza, no de debilidad como muchos creen. Yo los invito a que se pregunten qué les gusta y qué no les gusta de sus vidas, para que de aquello que no les guste hagan algo para cambiarlo. Y con esto, que recuerden que todos los seres humanos tenemos libre albedrío y por ello, no somos víctimas de nuestra vida, sino creadores de ésta.
Si quieres contactar a Louisa puedes hacerlo a través de Facebook/Louisa Merino.
Estudió con el Dalai Lama, trabajó como voluntaria en la organización de la Madre Teresa en Calcuta, India; es maratonista con un recorrido de 42 kilómetros en Chicago, Torreón, Nueva York y la Ciudad de México y con sólo 27 años terminó su primer documental titulado "Viviendo con la Meditación". Aun así, conserva los pies bien puestos sobre la tierra y vive su vida con la certeza de que juntos podemos hacer un mundo mejor.
Louisa nace en el DF pero es en Cuernavaca Morelos donde establece su hogar junto a su familia. Su vida ha estado marcada por su camino espiritual. Desde niña practica la meditación, aunque fue a los 15 años que la integró conscientemente como parte integral de su vida.
De pequeña ella y sus tres hermanas fueron víctimas de secuestro, pero a pesar de que fue un acontecimiento fuerte en la familia, también los unió más y les recordó lo que realmente era importante. Es un ejemplo de vida ser testigo de alguien que no se dejó vencer por una situación de esta magnitud, sino al contrario, es un testimonio que en esta vida con amor y perdón te puedes levantar y seguir adelante con tu propia vida.
En exclusiva para El Heraldo de Chiapas, Louisa Merino nos habla de su primer documental para que la gente entienda cómo la meditación puede sanar hasta el alma más dura y triste si se pone empeño y todo el corazón.
¿Qué es lo que más disfrutas de la meditación?
Mi espiritualidad y la meditación son mi prioridad en esta vida; es un camino y un proceso de vida. Y no termina ni en esta vida ni en la próxima; es una evolución infinita. Lo que más disfruto es ver, sentir y vivir cómo voy cambiando. Y más que la meta hacia dónde estoy dirigida, lo que disfruto es la persona en la que me estoy convirtiendo en el camino. Sé que hoy no sería quién soy si no tuviera la meditación en mi vida.
¿Qué emociones se encontraron cuando viste terminado tu documental?
Fue una satisfacción muy grande. Disfruté mucho la creación del documental desde su inicio hasta el último día. Creo que la clave para mí fue entregarme, así que cuando fue la presentación me sentí muy satisfecha. Claro que siempre hay cosas qué mejorar, y esta no fue la excepción. Ahora que lo veo me fijo en detalles que me gustaría cambiar, pero creo que eso pasará siempre. Sé que le llegó al corazón a mucha gente y por eso me hace sentir una gran satisfacción.
Estuviste con el Dalai Lama, ¿qué impacto tuvo en tu vida?
Su presencia es impresionante. Más que de las enseñanzas que él dio, lo que me llevé conmigo es la manera en la que vive lo que enseña; vive la compasión y el amor a un nivel muy profundo. Irradia estas cualidades y estar cerca de él es una bendición. Me siento profundamente agradecida por haber recibido su luz. Más que las palabras que escuché de él, fue su ser lo que me impactó profundamente.
Has estado en muchos países, ¿cuál ha sido el que más ha marcado tu vida?
No podría decirte uno solo. Europa, y específicamente Londres, representaron el comienzo de mi independencia. Esa fue una época muy importante. Tenía 18 años y para mí fue un regalo experimentar una vida nueva y a abrirme a mucho más de lo que conocía. India, por su parte, me abrió todavía más los ojos a una vida completamente diferente. La importancia de mi estancia en Asia fue el reencuentro con una parte de mí misma. No sé si me encontré, me descubrí o formé una parte nueva en mí -tal vez todo lo anterior. Pero sin duda alguna, algo cambió en mí, al volver a México yo era diferente. Fue un parteaguas en mi vida muy fuerte pero también muy positivo. También en Oriente, los Himalayas en Nepal me enamoraron y me marcaron de una manera importante. Ahí dejé una parte de mi corazón.
Vivir un secuestro ha de ser algo muy traumático, ¿cómo lo superaste?
Hoy puedo platicarlo sin problemas porque he hecho mucho trabajo interno. Pasó tiempo para que yo pudiera sentirme segura caminando por las calles. Afortunadamente trabajé conscientemente para soltar esos miedos y el enojo e impotencia que ese evento me trajo. Hoy, el secuestro no pinta en mi vida, no es algo en lo que piense seguido. ¡Imagínate!, si me hubiera quedado con miedo habría dejado de hacer muchas cosas en mi vida. Una de las cosas más importantes para mí hoy es aventurarme en lo que hago, lanzarme a cosas nuevas; crear proyectos nuevos e ir a lugares desconocidos para mí. Y gracias a que sentí y liberé ese miedo, enojo, frustración e impotencia, hoy soy quien soy y hago lo que hago.
¿Cómo te visualizas en 10 años?
Participando activamente, junto con muchos más, en crear un mejor planeta. Y creo que la manera de hacerlo ira expandiéndose y transformándose, pero siempre con ese ideal de un mundo mejor. Entre otros proyectos, seguiré en el movimiento en el que estoy ahora, trabajando para bajar los niveles de hambre en el mundo. Para esas fechas, sé que habremos logrado ya mucho y seguiremos al pie del cañón. También, estaré involucrada en el cine independiente, aprendiendo más y creando más. Y me imagino que estaré viviendo con mi pareja en un lugar rodeado de mucho amor y mucha naturaleza.
¿Qué mensajes le darías a los chavos de Chiapas para buscar nuevos horizontes?
Hay una idea maravillosa que me gustaría compartirles. Es una frase de uno de los pensadores contemporáneos con más influencia, Jim Rohn: "No desees que sea más fácil; desea ser mejor. No desees tener menos problemas; desea más habilidades. No desees menos retos; desea más sabiduría". Así que yo hago una invitación a que crezcan como personas para que a la par, su vida y sus horizontes se expandan. E invito a que busquen ayuda si no saben por dónde. Pedir ayuda es un símbolo de fortaleza, no de debilidad como muchos creen. Yo los invito a que se pregunten qué les gusta y qué no les gusta de sus vidas, para que de aquello que no les guste hagan algo para cambiarlo. Y con esto, que recuerden que todos los seres humanos tenemos libre albedrío y por ello, no somos víctimas de nuestra vida, sino creadores de ésta.
Si quieres contactar a Louisa puedes hacerlo a través de Facebook/Louisa Merino.
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